Audiencia 16.12.20. Oración-19. La oración de intercesión

Quien reza no deja nunca el mundo a sus espaldas. Si la oración no recoge las alegrías y los dolores, las esperanzas y las angustias de la humanidad, se convierte en una actividad “decorativa”, una actitud superficial, de teatro, una actitud intimista. Todos necesitamos interioridad: retirarnos en un espacio y en un tiempo dedicado a nuestra relación con Dios. Pero esto no quiere decir evadirse de la realidad. En la oración, Dios “nos toma, nos bendice, y después nos parte y nos da”, para el hambre de todos. Todo cristiano está llamado a convertirse, en las manos de Dios, en pan partido y compartido. Es decir una oración concreta, que no sea una evasión.

Así los hombres y las mujeres de oración buscan la soledad y el silencio, no para no ser molestados, sino para escuchar mejor la voz de Dios. A veces se retiran del … Continuar leyendo

Audiencia 9.12.2020. Oración- 18. La oración de súplica.

Continuamos con nuestras reflexiones sobre la oración. La oración cristiana es plenamente humana —nosotros rezamos como personas humanas, como lo que somos—, incluye la alabanza y la súplica. De hecho, cuando Jesús enseñó a sus discípulos a rezar, lo hizo con el “Padrenuestro”, para que nos pongamos con Dios en la relación de confianza filial y le dirijamos todas nuestras necesidades. Suplicamos a Dios por los dones más sublimes: la santificación de su nombre entre los hombres, el advenimiento de su señoría, la realización de su voluntad de bien en relación con el mundo.

El Catecismo recuerda: “Hay una jerarquía en las peticiones: primero el Reino, a continuación lo que es necesario para acogerlo y para cooperar a su venida” (n. 2632). Pero en el “Padrenuestro” rezamos también por los dones más sencillos, por los dones más cotidianos, como el “pan de cada día” —que quiere decir … Continuar leyendo

Audiencia 2.12.2020. Oración- 17. La bendición

Hoy nos detenemos en una dimensión esencial de la oración: la bendición. Continuamos las reflexiones sobre la oración. En las narraciones de la creación (cfr. Gen 1-2) Dios continuamente bendice la vida, siempre. Bendice a los animales (1,22), bendice al hombre y a la mujer (1,28), finalmente bendice el sábado, día de reposo y del disfrute de toda la creación (2,3).

Es Dios que bendice. En las primeras páginas de la Biblia es un continuo repetirse de bendiciones. Dios bendice, pero también los hombres bendicen, y pronto se descubre que la bendición posee una fuerza especial, que acompaña para toda la vida a quien la recibe, y dispone el corazón del hombre a dejarse cambiar por Dios (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 61).

Al principio del mundo está Dios que “dice-bien”, bien-dice, … Continuar leyendo