Carta del Prelado (agosto de 2015)

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Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!

En el centro del mes de agosto brilla la solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora. Además de celebrar la gloria que mereció nuestra Madre por su total correspondencia a la gracia de Dios, es también una imagen de la bienaventuranza que nos espera, si respondemos con fidelidad a la vocación cristiana.

«Mientras la Iglesia —recuerda el Concilio Vaticano II— ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección, por la que se presenta sin mancha ni arruga (cfr. Ef 5, 27), los fieles luchan todavía por crecer en santidad, venciendo enteramente al pecado; y por eso levantan sus ojos a María, que resplandece como modelo de … Continuar leyendo