Carta del Prelado (diciembre 2013)
El Romano Pontífice ha clausurado el Año de la fe: durante este tiempo, con la ayuda de Dios, hemos tratado de acrecentar esa virtud teologal, raíz de la vida cristiana, pidiendo con insistencia al Señor: adáuge nobis fidem![1], auméntanos la fe y, con ella, la esperanza, el amor y la piedad. Ahora, transcurridos estos meses de gracia, con el impulso recibido, procuremos esforzarnos para seguir caminando día a día por esta senda que nos conduce al Cielo. Recurramos a la Santísima Virgen, Maestra de fe y de intimidad con Dios, para que vuelva eficaces nuestros deseos de fidelidad a su Hijo y a la Iglesia.
Los documentos del magisterio de la Iglesia —recientemente también la encíclica Lumen fídei— han puesto de relieve dos características esenciales que están en el origen de la fe, tal como nos la presenta el Nuevo Testamento. Si, de una parte, san … Continuar leyendo