Homilía del Santo Padre en la misa de canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II

En el centro de este domingo, con el que se termina la octava de pascua, y que Juan Pablo II quiso dedicar a la Divina Misericordia, están las llagas gloriosas de Cristo resucitado.

Él ya las enseñó la primera vez que se apareció a los apóstoles la misma tarde del primer día de la semana, el día de la resurrección. Pero Tomás aquella tarde, lo hemos escuchado, no estaba; y, cuando los demás le dijeron que habían visto al Señor, respondió que, mientras no viera y tocara aquellas llagas, no lo creería. Ocho días después, Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos, y Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: «Señor mío y Dios mío».

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Catequesis del Papa en la audiencia 23. 4. 2014

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

Esta es una semana de alegría. Celebramos la Resurrección de Jesús. Es una verdadera alegría, profunda, basada en la certeza de que Cristo resucitado ya no muere, sino que está vivo y activo en la Iglesia y en el mundo. Esta certeza habita en el corazón de los creyentes desde esa mañana de Pascua, cuando las mujeres fueron a la tumba de Jesús y los ángeles les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?» (Lc 24, 5) ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Estas palabras son como una piedra miliar en la historia; pero también una «piedra de tropiezo» si no nos abrimos a la Buena Noticia, ¡si creemos que nos causa menos molestia un Jesús muerto que un Jesús vivo!

En cambio, cuántas veces en nuestro camino diario necesitamos que nos digan: «¿Por … Continuar leyendo

DOMINGO DE PASCUA. PP FRANCISCO 2014

Queridos hermanos y hermanas, Feliz Pascua.
El anuncio del ángel a las mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: « Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí. Ha resucitado… Venid a ver el sitio donde lo pusieron» (Mt 28,5-6).
Esta es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde aquí reemprende siempre de nuevo. El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de … Continuar leyendo

Homilía del Santo Padre en la Vigilia Pascual 2014

El Evangelio de la resurrección de Jesucristo comienza con el ir de las mujeres hacia el sepulcro, temprano en la mañana del día después del sábado. Se dirigen a la tumba, para honrar el cuerpo del Señor, pero la encuentran abierta y vacía. Un ángel poderoso les dice: «Vosotras no temáis», y les manda llevar la noticia a los discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea» . Las mujeres se marcharon a toda prisa y, durante el camino, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». No tengais miedo, no temais, no temais. Es la voz que anima a abrir el corazón para recibir este anuncia porque después de la muerte del Maestro, los discípulos se habían dispersado; su fe se deshizo, todo parecía que … Continuar leyendo

VIA CRUCIS 2014. PP FRANCISCO

   Dios ha puesto en la Cruz de Jesús todo el peso de nuestros pecados, todas las injusticias perpetradas por Caín contra su hermano, toda la amargura de la traición de Judas y de Pedro, toda la vanidad de los prepotentes, toda la arrogancia de los falsos amigos.

   Era una cruz pesada, como la noche de las personas abandonadas, pesada como la muerte de las personas queridas, pesada porque resume toda la fealdad del mal.

   Y sin embargo es con todo una cruz gloriosa, como el alba de una noche larga, porque representa todo el amor de Dios, que es más grande que nuestras iniquidades y nuestras traiciones.

   En la cruz vemos la monstruosidad del hombre cuando se deja guiar por el mal, pero vemos también la inmensidad de la … Continuar leyendo

Homilia del Santo Padre . Misa “In Coena Domini” 2014

Hemos sentido lo que Jesús hizo en la Última Cena. Es un gesto de despedida. Es la herencia que nos deja.
Él es Dios y se hizo siervo, servidor nuestro, y ésta es la herencia. También ustedes deben ser servidores, uno de los otros. Él hizo este camino por amor. También ustedes tienen que amarse y ser servidores en el amor. Ésta es la herencia que nos deja Jesús.

Y hace este gesto de lavar los pies porque es un gesto simbólico: lo hacían los esclavos, los siervos, a los comensales, a la gente que venía al almuerzo o a la cena porque en aquel tiempo las calles eran todas de tierra, y cuando entraban a casa, era necesario lavarse los pies.

Jesús hace un gesto, un trabajo, un servicio de esclavo, de siervo, y esto lo deja como herencia entre nosotros. Nosotros … Continuar leyendo

Homilía del Papa en la Misa Crismal. 2014

Queridos hermanos en el sacerdocio. En el Hoy del Jueves Santo, en el que Cristo nos amó hasta el extremo (cf. Jn 13, 1), hacemos memoria del día feliz de la Institución del sacerdocio y del de nuestra propia ordenación sacerdotal. El Señor nos ha ungido en Cristo con óleo de alegría y esta unción nos invita a recibir y hacernos cargo de este gran regalo: la alegría, el gozo sacerdotal. La alegría del sacerdote es un bien precioso no sólo para él sino también para todo el pueblo fiel de Dios: ese pueblo fiel del cual es llamado el sacerdote para ser ungido y al que es enviado para ungir.
Ungidos con óleo de alegría para ungir con óleo de alegría. La alegría sacerdotal tiene su fuente en el Amor del Padre, y el Señor desea que la alegría de este Amor «esté en nosotros» y … Continuar leyendo

Catequesis del Papa en la audiencia 16. 4. 14

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy, a mitad de la Semana Santa, la liturgia nos presenta un episodio triste, el relato de la traición de Judas, que va donde los jefes del Sanedrín para negociar y entregarles a su Maestro. ‘¿Cuánto me dais si os lo entrego?’ Y Jesús desde ese momento tiene un precio. Este acto dramático marca el inicio de la Pasión de Cristo, un doloroso camino que Él elige con libertad absoluta. Él mismo lo dice claramente: «Yo doy mi vida … Nadie me la quita: la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y el poder de recobrarla» (Jn 10, 17-18). Y así comienza el camino de la humillación, del despojo, con esta traición. Es como si Jesús estuviera en el mercado. ‘Este cuesta treinta denarios’. Y Jesús recorre este camino de la humillación y el despojo hasta el final.

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Discurso del Santo Padre Francisco a la comunidad del Pontificio Colegio Leoniano de Anagni

Queridos hermanos obispos, sacerdotes y seminaristas:

Saludo a todos los que formáis la comunidad del Pontificio Colegio Leoniano de  Anagni. Doy las gracias al Rector por las palabras que me ha dirigido en nombre de todos. Un saludo especial a vosotros, queridos seminaristas, que habéis querido ¡venir a pie a Roma! ¡Valientes! Esta peregrinación es un símbolo muy bello de vuestro camino formativo, para recorrer con entusiasmo y perseverancia, en el amor de Cristo y en la comunión fraterna.

El Leoniano, como seminario regional, ofrece su servicio a algunas diócesis del Lazio. En la estela de la tradición formativa, el seminario es llamado, en el hoy de la Iglesia, a proponer a los candidatos al sacerdocio una experiencia en condiciones de transformar sus proyectos vocacionales en una fecunda realidad apostólica. Como todo Seminario, también el vuestro tiene el objetivo de preparar a los futuros … Continuar leyendo

Discurso del Santo Padre a la Pontificia Universidad Gregoriana, del Pontificio Instituto Bíblico y del Pontificio Instituto Oriental

Señores cardenales, venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; queridos hermanos y hermanas. Les doy la bienvenida a todos ustedes, profesores, estudiantes y personal no docente de la Pontificia Universidad Gregoriana, del Pontificio Instituto Bíblico y del Pontificio Instituto Oriental. Agradezco al cardenal Zenon Grocholewski por sus corteses palabras. Saludo al padre Nicolás, y al padre Dumortier y a todos los otros superiores, así como a los cardenales y obispos presentes. ¡Gracias!

Las instituciones a las cuales pertenecen -reunidas en le Consorcio por el Papa Pío XI en 1928- están confiadas a la Compañía de Jesús y comparten el mismo deseo de “militar por Dios bajo el estandarte de la cruz y servir solamente al Señor y su Esposa, a disposición del Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra”.

Es importante que entre ellos se desarrolle la colaboración y las sinergías, … Continuar leyendo